Tu silencio que màs duele,
es este de ahora,
en qué te tengo,
a un abrazo de distancia.
Este, del canturreo indiferente,
el jovial buenos días de tendero,
con mostrador invisible,
entre tú, y tu voz indiferente.
༄
Este beso, tan leve,
que solo sucede en mi mente.
༄
Duele,
tu mirar de orejas
y aún màs,
el de nuca con pelillos rebeldes,
esta que ahora besaría
si no estuvieras ausente,
de tí,
para mí.
༄
Duele,
este vació ahogado,
con calcetines, sucios, de preguntas,
Vaso lleno de pez, y dudas,
rebosante como un grano adolescente
༄
Duele,
no tener a un Chéjov
que escriba un subtexto como mapa,
qué me cuente donde te has ido,
por qué,
y como te encuentro
༄
Te miro,
te admiro,
y me preguntó, doliente,
¿Cuál es tú don?
Con qué poder haces equilibrios
en el abismo de nuestro salón.
Cómo te orientas
en este gigantesco desierto,
qué es nuestra cama
cuando yo me acuesto,
y tú,
aún màs,
desapareces.
༄
Siempre sucede,
este silencio atronador,
cuando te vas,
toda,
y luego vuelves,
fragmentada,
como un boceto.
Primero,
la calma ausente,
después,
vienen, tambores sordos,
la ira,
imagino,
por no ser yo
en realidad,
el desaparecido,
para siempre,
el silencio,
el ausente.
༄
Duele,
sé que no lo crees,
pero, joder, duele.
El que màs,
el màs hiriente,
tu silencio,
alegre,
despreocupado,
e indiferente
༄
Duele,
mientras trato de cruzarme en tu mirada
para ver si hay suerte,
y vuelves.
Pero no estás,
y duele,
y debería preguntarme,
de una maldita vez,
por qué,
no puedo,
no dejo, por fin, de quererte.
Tu silencio que màs duele
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